Los huesos deben trabajar con impacto, por su propio bien.

Las investigaciones han establecido definitivamente que someter a los huesos a un estrés contralado y de forma continua favorece la fijación del calcio, y por lo tanto una mayor masa ósea o al menos la reducción de pérdida de masa ósea en personas que envejecen. Lo que ha sido objeto de controversia, sin embargo, es la cantidad de fuerza que se necesita para estimular la médula – y cómo aplicar esa fuerza en la vida cotidiana.

Investigadores de la Universidad de Bristol han reunido hombres y mujeres adolescentes – el cuerpo acumula la masa ósea con rapidez en este momento de la vida –  realizando un entrenamiento específico con supervisión de unos monitores que medían las fuerzas G generadas en el hueso. Antes y después del entrenamiento se midió la

densidad ósea de las caderas de los voluntarios. Una semana más tarde, los científicos recuperaron los monitores para comprobar la exposición de cada adolescente a las fuerzas G, una medida del impacto.